La inteligencia de las aves rapaces continúa sorprendiendo al ser humano


Si hace quince días veíamos en nuestro último artículo como los halcones de Australia eran capaces de utilizar el fuego a su favor para cazar, propagándolo intencionadamente para obligar a salir a sus presas de las madrigueras, la noticia que nos sorprende ahora viene desde Marruecos, concretamente desde la isla de Mogador, uno de los principales puntos de anidamiento del halcón de Eleonora.


En este islote, espacio protegido, no abundan los alimentos para estos halcones que a menudo basan su alimentación en insectos que logra atrapar gracias a su agilidad en el vuelo. Pero durante la cría de sus polluelos, los halcones necesitan un mayor aporte energético para que su prole salga adelante sin problemas.


Precisamente durante la época de cría este islote se convierte en una zona de paso para muchas aves migratorias en sus viajes estacionales entre la península y África, por lo que abundan las pequeñas aves en estos cielos.

Una despensa al más puro estilo humano

 

Expertos de la Universidad de Rabat han observado que los halcones no se limitan a cazar a estas aves de modo ocasional, sino que las convierten en prisioneras para alimentar más tarde a sus polluelos, asegurándose así provisiones de comida para una temporada.


Para que el alimento esté fresco, nada mejor que conservarlas vivas y para eso utilizan diferentes técnicas que han dejado estupefactos a los científicos que no habían observado jamás este comportamiento en las aves rapaces.


Uno de los métodos favoritos de los halcones es introducir a estos pajarillos entre las grietas de las rocas, inmovilizándolos e impidiendo que puedan escapar hasta que necesitan alimentarse de ellos.


Pero incluso han utilizado otros métodos mucho más sofisticados, como lanzar a estas aves a un hueco profundo, tras arrancarle las aves timón sin las cuales no pueden volar. Este comportamiento nos demuestra no solo que los halcones son capaces de prever sus necesidades, también saben cómo impedir que sus presas vuelen.


Estos métodos pueden parecer muy crueles a los ojos de los humanos (que dicho sea de paso peores cosas hacemos sin la justificación de alimentarnos) pero desde el punto de vista de la supervivencia de los halcones se trata de una técnica altamente inteligente que les asegura aporte de proteínas y de vitaminas para sus polluelos y para ellos mismos, sin necesidad de cazar a diario si no hay suerte en ello.


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